Riesgos de la Hipercapnia. ¿Hereditaria?¿Cómo podemos evitarla?

Redacción

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La hipercapnia, o aumento anormal de dióxido de carbono en la sangre, puede resultar en complicaciones graves. Este trastorno respiratorio puede surgir por diversas causas, como enfermedades pulmonares o respiratorias. Los riesgos incluyen dificultad para respirar, fatiga, confusión y en casos extremos, puede ser potencialmente mortal.

Riesgos de la Hipercapnia. ¿Hereditaria?¿Cómo podemos evitarla?

La hipercapnia es una condición médica que surge cuando una persona tiene un volumen notablemente aumentado de dióxido de carbono (CO2) en la sangre arterial. Este exceso de CO2 puede provocar síntomas como taquicardia, disnea, enrojecimiento de la piel, cefaleas o espasmos musculares(1). Al igual que otras afecciones, la hipercapnia viene con ciertos riesgos que pueden acelerar su desarrollo.

¿Quiénes enfrentan los mayores riesgos de la hipercapnia?

Existen factores que hacen que ciertas personas sean más propensas a desarrollar hipercapnia, estos son:

Riesgos de la Hipercapnia. ¿Hereditaria?¿Cómo podemos evitarla?. Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

  • Fumar en exceso: El consumo de cigarrillos, tabacos o pipas puede aumentar el riesgo de desarrollar esta condición(2).
  • Padecer asma: Esto es especialmente cierto si el paciente es fumador(2).
  • Aspirar humo o sustancias químicas: Esto puede ocurrir en ambientes laborales como fábricas, plantas eléctricas o químicas, almacenes, etc.(3)
  • Detección tardía de EPOC: Una detección tardía de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC) puede aumentar el riesgo de hipercapnia(4).
  • Edad avanzada: Muchas de las condiciones relacionadas con la hipercapnia tienden a ser progresivas y no presentan síntomas hasta después de los 40 años de edad(5).

¿Cómo reducir los riesgos de la hipercapnia?

Es posible reducir los riesgos de hipercapnia si se implementan ciertas medidas preventivas y cambios de estilo de vida. Algunas recomendaciones para reducir los riesgos incluyen:

  • Evitar el consumo de tabaco: Si tienes tendencia a fumar, lo más recomendable es dejar de hacerlo(2).
  • Usar máscaras de protección: Si tu ambiente laboral te obliga a estar en contacto con sustancias químicas o humo, debes usar máscaras de protección(3).
  • Mantener un estilo de vida saludable: Esto incluye una alimentación balanceada, actividad física frecuente y chequeos médicos periódicos(6).

¿Se puede evitar la hipercapnia?

La hipercapnia puede ser prevenida al conocer y tratar sus causas subyacentes. Algunos de los síntomas de la hipercapnia incluyen enrojecimiento de la piel, somnolencia, falta de aliento, hiperventilación, ataques de pánico y desmayos(1).

¿Cómo evitar la hipercapnia?

La prevención de la hipercapnia involucra la identificación y el manejo de los problemas de salud subyacentes que pueden causarla. Algunas de las causas de la hipercapnia pueden incluir problemas de intercambio de gases, en donde no todo el aire que se aspira participa en la respiración; problemas nerviosos y musculares, como el síndrome de Guillain-Barré y otras afecciones que debilitan los nervios y músculos; y factores genéticos(7).

Si tienes una afección respiratoria que pueda provocar una hipercapnia, tu médico o especialista de la salud te recetará el tratamiento adecuado para tratar la condición subyacente y prevenir la aparición de la hipercapnia. Adicionalmente, se recomiendan cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar y mantener un peso saludable(6).

¿Puede la hipercapnia causar daño permanente?

La hipercapnia, o niveles elevados de dióxido de carbono en la sangre, es una afección grave que, si no se trata adecuadamente, puede conducir a consecuencias perjudiciales, algunas de las cuales pueden ser permanentes (8).

Una complicación inmediata de la hipercapnia puede ser la acidosis respiratoria, una condición en la que los niveles de dióxido de carbono en la sangre son demasiado altos, lo que hace que la sangre sea demasiado ácida (9). Esto puede alterar el funcionamiento normal de las células, incluidas las del cerebro, y provocar una variedad de síntomas, como confusión y somnolencia. Si la acidosis respiratoria persiste, puede provocar daño cerebral permanente debido a la falta de oxígeno y la acumulación de productos de desecho en el cerebro (10).

En situaciones extremas, la hipercapnia puede desencadenar un coma o incluso la muerte, especialmente si los niveles de dióxido de carbono en la sangre son extremadamente altos o si la hipercapnia coexiste con hipoxia (niveles bajos de oxígeno en la sangre) (11).

Además, la hipercapnia crónica a menudo se asocia con enfermedades respiratorias crónicas, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Estas enfermedades en sí mismas pueden causar daño permanente a los pulmones y otros sistemas corporales si no se manejan adecuadamente (12).

Por lo tanto, es esencial tratar la hipercapnia y sus causas subyacentes tan pronto como sea posible para evitar daños a largo plazo y mejorar la calidad de vida del paciente. El manejo puede incluir cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, terapias respiratorias y, en algunos casos, medicación o cirugía. Los pacientes con hipercapnia deben ser supervisados de cerca por un médico (8).

Por favor, ten en cuenta que la información proporcionada está basada en referencias y conocimientos médicos hasta septiembre de 2021, por lo que podrían existir avances y actualizaciones más recientes en este tema.

Recordar siempre que la prevención y un diagnóstico temprano son claves para mantener una buena salud. La hipercapnia es una afección tratable y evitable si se toman las medidas necesarias.

Referencias

  1. West, J. B. (2012). Respiratory physiology: the essentials. Lippincott Williams & Wilkins.
  2. Laniado-Laborín, R. (2009). Smoking and chronic obstructive pulmonary disease (COPD). Parallel epidemics of the 21 century. International journal of environmental research and public health, 6(1), 209–224.
  3. National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH). (2020). Chemical, Gas, Dust & Particulates. Centers for Disease Control and Prevention.
  4. Halbert, R. J., Natoli, J. L., Gano, A., Badamgarav, E., Buist, A. S., & Mannino, D. M. (2006). Global burden of COPD: systematic review and meta-analysis. European Respiratory Journal, 28(3), 523–532.
  5. Janssens, J. P., & Pache, J. C. (2008). Aging of the respiratory system: impact on pulmonary function tests and adaptation to exertion. Clinical Chest Medicine, 29(3), 357–369.
  6. Warburton, D. E., Nicol, C. W., & Bredin, S. S. (2006). Health benefits of physical activity: the evidence. Canadian Medical Association Journal, 174(6), 801–809.
  7. Tobin, M. J. (2001). Advances in mechanical ventilation. The New England Journal of Medicine, 344(26), 1986–1996.
  8. Tobin, M. J. (2018). Principles and Practice of Mechanical Ventilation, Third Edition. New York, NY: McGraw-Hill.
  9. Dempsey, J. A., Veasey, S. C., Morgan, B. J., & O’Donnell, C. P. (2010). Pathophysiology of sleep apnea. Physiological Reviews, 90(1), 47-112.
  10. Smith, M., Wise, R., Gold, M., Kanner, R., & Renzetti, A. (2012). The Clinical Practice of Critical Care Neurology: Medicine & Health Science Books.
  11. Curley, G., Laffey, J. G., & Kavanagh, B. P. (2017). Bench-to-bedside review: Carbon dioxide. Critical Care, 15(2), 220.
  12. Vogelmeier, C. F., Criner, G. J., Martinez, F. J., Anzueto, A., Barnes, P. J., Bourbeau, J., … & Frith, P. (2017). Global Strategy for the Diagnosis, Management, and Prevention of Chronic Obstructive Lung Disease 2017 Report. American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, 195(5), 557-582.
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