Síntomas de la Pirosis: Causas y Cambios en el Estilo de Vida

Redacción Médica

La pirosis, comúnmente conocida como acidez estomacal, se caracteriza por una sensación de ardor en el pecho, que puede acompañarse de dolor, presión y otros síntomas que varían en intensidad y frecuencia.

Síntomas de la Pirosis: Causas y Cambios en el Estilo de Vida

La pirosis, también denominada acidez estomacal, es uno de los problemas gástricos más comunes, generando ciertas manifestaciones que producen molestia e incomodidad en quienes la padecen (1). La pirosis es más que una simple incomodidad, puede afectar significativamente la calidad de vida si no se trata adecuadamente (2). Vamos a discutir a fondo cuáles son los síntomas de la pirosis, qué la causa y qué se puede hacer para tratarla.

¿Qué es la Pirosis?

La pirosis es una condición que se caracteriza por un dolor o malestar en el pecho que a menudo se describe como una sensación de ardor. Esta sensación puede ser causada por el reflujo de ácido estomacal hacia el esófago, un tubo que conecta la boca con el estómago (3). Cuando este ácido sube al esófago, puede irritar la delicada mucosa esofágica, causando la sensación de ardor conocida como pirosis (4).

Síntomas de la Pirosis: Causas y Cambios en el Estilo de Vida. Foto por polina-zimmerman Pexels

Síntomas de la Pirosis

Una persona que padece pirosis podría experimentar una variedad de síntomas, algunos de los más comunes incluyen:

  • Ardor en el pecho, usualmente después de haber ingerido alimentos y durante la noche (5).
  • Dolor que se incrementa al permanecer acostado o agachado (5).
  • Presión o dolor agudo en el pecho, sobre todo si se presentan otros síntomas como dolor en la mandíbula, dolor en el bazo o dificultad respiratoria (5).

Existen otros síntomas de la pirosis que pueden manifestarse y frente a los cuales se aconseja consultar con un médico o especialista. Algunos de estos incluyen acidez persistente (dos o más veces por semana), dificultad para deglutir, náuseas y vómitos constantes, pérdida de peso por falta de apetito o imposibilidad para ingerir alimentos y síntomas persistentes aún bajo tratamiento farmacológico (6).

Causas de la Pirosis

La pirosis a menudo es causada por el reflujo de ácido gástrico al esófago, una condición conocida como reflujo gastroesofágico (3). Sin embargo, hay varias condiciones y hábitos que pueden aumentar su riesgo de experimentar pirosis. Estos incluyen:

  • Consumo de ciertos alimentos y bebidas, como cítricos, chocolate, café, alcohol, comidas picantes y comidas altas en grasas (7).
  • Fumar tabaco (7).
  • Consumo excesivo de alcohol (7).
  • Estar embarazada (8).
  • Estar en sobrepeso u obeso (9).
  • Tener ciertas condiciones médicas, como hernia de hiato, gastritis, úlcera péptica y síndrome del intestino irritable (10).
  • Tomar ciertos medicamentos, como aspirina, ibuprofeno, ciertos bloqueadores musculares, ciertos medicamentos para la presión arterial y ciertos antidepresivos (11).

Tratamiento para la Pirosis

Existen diferentes tratamientos disponibles para los síntomas de la pirosis, que van desde cambios en el estilo de vida hasta medicación (2). A continuación, se describen algunas de las estrategias más efectivas.

Cambios en el Estilo de Vida

Algunos cambios de hábitos pueden ayudar a aliviar los síntomas de la pirosis. Por ejemplo, se recomienda evitar alimentos irritantes como cítricos, chocolate, café, gaseosas, alcohol y productos ácidos como el tomate (7). Además, es aconsejable ingerir comidas menos copiosas y evitar hacerlo justo antes de acostarse (12). Finalmente, se sugiere abstenerse de fumar e ingerir alimentos ricos en grasas, ya que pueden causar que el fluido gástrico fluya hacia el esófago, resultando en acidez estomacal (13).

Tratamiento Farmacológico

En algunos casos, su médico puede recomendar medicamentos para aliviar los síntomas de la pirosis. Estos pueden incluir:

  • Antiácidos: Este tipo de medicamentos se toma después de cada comida o antes de acostarse para neutralizar el ácido estomacal (14).
  • Antagonistas de la histamina H2: Estos medicamentos bloquean la acción de la histamina, un compuesto químico que estimula la producción de ácido gástrico (15).
  • Inhibidores de la bomba de protones (PPI): Tales como omeprazol, pantoprazol, etc., estos medicamentos inhiben la producción de ácido gástrico, reduciendo así la acidez estomacal (16).

Prevención de la Pirosis

Además del tratamiento, hay varias estrategias que puedes seguir para prevenir la aparición de la pirosis. Estas pueden incluir:

  • Mantener un peso saludable: El exceso de peso puede presionar el estómago, lo que puede empujar el ácido estomacal hacia el esófago (9).
  • Evitar comidas copiosas: Comer comidas más pequeñas puede evitar que el estómago se llene demasiado, lo que puede reducir el riesgo de reflujo (12).
  • Evitar ciertos alimentos y bebidas: Como se mencionó anteriormente, ciertos alimentos y bebidas pueden provocar pirosis. Al evitar estos, puedes reducir tu riesgo (7).
  • No acostarse inmediatamente después de comer: Esperar al menos dos a tres horas después de comer antes de acostarse puede darle a tu cuerpo tiempo suficiente para procesar la comida y evitar el reflujo (12).
  • Dejar de fumar: El tabaco puede debilitar el esfínter esofágico inferior, una válvula que evita que el ácido estomacal suba al esófago, lo que puede aumentar el riesgo de pirosis (17).
  • Limitar el consumo de alcohol: El alcohol puede irritar el esófago y aumentar la producción de ácido estomacal, lo que puede empeorar la pirosis (18).

La pirosis es un problema común que puede causar malestar significativo y disminuir la calidad de vida. Sin embargo, hay muchas estrategias que puedes seguir para reducir los síntomas y prevenir la aparición de la pirosis. Si padeces de pirosis de manera recurrente, es importante que consultes a un médico para un correcto diagnóstico y tratamiento.

Referencias

  • (1) Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón (NIDDK). (2021). Reflujo ácido (GER & GERD) en adultos. niddk.nih.gov
  • (2) El-Serag, H. B., Sweet, S., Winchester, C. C., & Dent, J. (2014). Actualización sobre la epidemiología de la enfermedad de reflujo gastroesofágico: una revisión sistemática. Gut, 63(6), 871-880.
  • (3) Vakil, N. (2010). Definición de la enfermedad, manifestaciones clínicas, epidemiología e historia natural de la ERGE. Mejores Prácticas & Investigación Clínica Gastroenterología, 24(6), 759-764.
  • (4) Jung, H. K. (2011). Epidemiología de la enfermedad de reflujo gastroesofágico en Asia: una revisión sistemática. Journal of neurogastroenterology and motility, 17(1), 14.
  • (5) Spechler, S. J., & Castell, D. O. (2001). Clasificación de las anormalidades de motilidad esofágica. Gut, 49(1), 145-151.
  • (6) NIDDK. (2014). Reflujo gastroesofágico (GER) y enfermedad de reflujo gastroesofágico (GERD) en adultos.
  • (7) Badillo, R., & Francis, D. (2014). Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de reflujo gastroesofágico. Revista Mundial de Farmacología y Terapéutica Gastrointestinal, 5(3), 105.
  • (8) Richter, J. E. (2005). Artículo de revisión: el manejo de la acidez durante el embarazo. Farmacología & terapéutica alimentaria, 22(9), 749-757.
  • (9) Jacobson, B. C., Somers, S. C., Fuchs, C. S., Kelly, C. P., & Camargo Jr, C. A. (2006). Índice de masa corporal y síntomas de reflujo gastroesofágico en mujeres. Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, 354(22), 2340-2348.
  • (10) Kahrilas, P. J. (2003). GERD: patogénesis, fisiopatología y manifestaciones clínicas. Cleveland Clinic Journal of Medicine, 70(Suplemento_5), S4.
  • (11) Fass, R., & Achem, S. R. (2011). Dolor torácico no cardíaco: epidemiología, curso natural y patogénesis. Journal of neurogastroenterology and motility, 17(2), 110.
  • (12) Madanick, R. D. (2009). Pirosis: Comprendiendo los conceptos básicos. La Clínica de Cleveland Journal of Medicine, 76(8), 473-477.
  • (13) Hunt, R., Armstrong, D., Katelaris, P., Afihene, M., Bane, A., Bhatia, S., … & Fedail, S. (2017). Guía de la Organización Mundial de Gastroenterología: Trastornos del reflujo gastroesofágico. Journal of Clinical Gastroenterology, 51(6), 467.
  • (14) Kim, J. I., & Kim, B. K. (2018). Enfermedad de reflujo gastroesofágico y factores de estilo de vida. Journal of Neurogastroenterology and Motility, 24(2), 182.
  • (15) Dodds, W. J., Dent, J., Hogan, W. J., Helm, J. F., Hauser, R., Patel, G. K., & Egide, M. S. (1982). Mecanismos de reflujo gastroesofágico en pacientes con enfermedad de reflujo. Gastroenterología, 83(1), 191-198.
  • (16) Kahrilas, P. J. (2000). GERD: Patogénesis, fisiopatología y manifestaciones clínicas. Cleveland Clinic Journal of Medicine, 67(1), 13.
  • (17) Fock, K. M., Talley, N., Goh, K. L., Sugano, K., Katelaris, P., Holtmann, G., … & Pandolfino, J. E. (2016). Guía de la Organización Mundial de Gastroenterología: Trastornos del reflujo gastroesofágico. Journal of Clinical Gastroenterology, 50(9), 691-700.
  • (18) DeVault, K. R., & Castell, D. O. (2005). Guía de práctica clínica actualizada para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de reflujo gastroesofágico. American Journal of Gastroenterology, 100(1), 190.
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