¿Cuáles son los tipos de leucocitos en nuestra sangre?

Redacción Médica

Hay cinco tipos principales de leucocitos, que se clasifican en dos categorías: los granulocitos, que incluyen neutrófilos, eosinófilos y basófilos; y los agranulocitos, que comprenden los linfocitos y monocitos. Cada uno de estos tipos de leucocitos tiene una función específica en la lucha contra diferentes tipos de patógenos.

Tipos de Leucocitos.

Los leucocitos, también llamados glóbulos blancos, son células de la sangre que resultan de gran importancia para la salud de nuestro cuerpo. Desempeñan un papel crucial en nuestro sistema inmunológico, el sistema de defensa del organismo, encargándose de luchar contra los agentes patógenos e infecciosos, tales como los gérmenes, las bacterias y los virus, mediante la emisión de una respuesta inmune (1).

Por si no lo sabías, estas células blancas de la sangre se pueden clasificar según aspectos como su núcleo y la concentración o ausencia de granulocitos (2). Por ello, a continuación, hablaremos acerca de los diferentes tipos de leucocitos que existen en nuestra sangre y el papel que juega cada uno de ellos en el buen funcionamiento de nuestro organismo.

Tipos de Leucocitos. Photo by geralt. Pixabay.

Es importante destacar que, aunque todos los leucocitos tienen una función común -la protección del organismo-, cada tipo tiene una función específica en el sistema inmunológico y su presencia puede variar dependiendo de la salud del individuo (3).

Tipos de leucocitos en la sangre

Neutrófilos

Los neutrófilos son el tipo más común de glóbulos blancos, constituyendo alrededor del 55-70% del total de leucocitos en nuestra sangre. Se encargan de destruir a los agentes patógenos, partículas sólidas y residuos celulares de nuestro organismo, mediante el proceso de fagocitosis. Su vida útil es de alrededor de 6 horas en la sangre y pueden llegar a vivir hasta un par de días en los tejidos (4).

Eosinófilos

Los eosinófilos constituyen aproximadamente el 1-3% de los leucocitos en nuestra sangre. Se encargan de protegernos contra los agentes infecciosos, especialmente los parásitos, y de activar la acción de los linfocitos T, además de estimular la producción de anticuerpos IgM en las células B. Juegan un papel importante en la respuesta inmunológica adaptativa y su número puede aumentar en condiciones alérgicas y parasitarias (5).

Basófilos

Los basófilos, aunque son los menos comunes de los leucocitos (constituyendo menos del 1% del total), desempeñan un papel vital en la respuesta inmune. Su función principal es liberar histamina en respuesta a las reacciones alérgicas e inflamatorias, aunque también se encargan de liberar heparina, una sustancia que impide la coagulación de la sangre, favoreciendo su fluidificación (6).

Linfocitos

Los linfocitos, que constituyen alrededor del 20-40% del total de los leucocitos, son una parte integral del sistema inmunitario. Se dividen en linfocitos B y linfocitos T, y tienen la capacidad de proteger al cuerpo contra las infecciones, diferenciando a las células propias del cuerpo de las sustancias extrañas. Cuando detectan la presencia de agentes patógenos, los linfocitos segregan sustancias químicas que ayudan a su eliminación. Los linfocitos B son responsables de la inmunidad humoral, produciendo anticuerpos, mientras que los linfocitos T son fundamentales para la inmunidad celular, destruyendo células infectadas y regulando la actividad de otras células del sistema inmunitario (7).

Monocitos

Los monocitos son el tipo de glóbulos blancos más grandes dentro del torrente sanguíneo y constituyen alrededor del 2-8% del total de leucocitos. Su función principal es la de eliminar las células muertas y los restos de microorganismos en las zonas del cuerpo en las que se ha producido una infección. Cuando los monocitos abandonan la sangre y entran en los tejidos, se transforman en macrófagos, que son células capaces de fagocitar grandes partículas y microorganismos (8).

La cooperación entre los tipos de leucocitos

Los distintos tipos de leucocitos no trabajan de forma aislada, sino que cooperan entre sí para proporcionar una respuesta inmunitaria efectiva. Su interacción es esencial para garantizar que se elimine una amplia variedad de amenazas a nuestro organismo. De hecho, algunas enfermedades pueden diagnosticarse o monitorearse a través de cambios en los niveles de diferentes tipos de leucocitos (9).

Referencias:

  1. Abbas, A. K., Lichtman, A. H., & Pillai, S. (2014). Inmunología celular y molecular (8va ed.). Elsevier España.
  2. Alberts, B., Johnson, A., Lewis, J., Raff, M., Roberts, K., & Walter, P. (2014). Biología Molecular de la célula (6ta ed.). Editorial Médica Panamericana.
  3. Janeway, C. A., Travers, P., Walport, M., & Shlomchik, M. J. (2010). Inmunobiología: El sistema inmunitario en condiciones de salud y enfermedad (8va ed.). Editorial Médica Panamericana.
  4. Borregaard, N. (2010). Neutrófilos, de la médula a los microbios. Immunity, 33(5), 657-670.
  5. Rosenberg, H. F., & Dyer, K. D. (1995). Eosinófilos: Cambiando perspectivas en salud y enfermedad. Science, 269(5221), 187-192.
  6. Siracusa, M. C., Kim, B. S., Spergel, J. M., & Artis, D. (2013). Basófilos e inflamación alérgica. The Journal of allergy and clinical immunology, 132(4), 789-801.
  7. Murphy, K., & Weaver, C. (2017). Inmunobiología de Janeway (9na ed.). Garland Science.
  8. Varol, C., Mildner, A., & Jung, S. (2015). Macrófagos: desarrollo y especialización de tejidos. Annual review of immunology, 33, 643-675.
  9. Najjar, Y. G., & Finke, J. H. (2013). Perspectivas clínicas sobre el objetivo de las células supresoras de origen mieloide en el tratamiento del cáncer. Frontiers in oncology, 3, 49.
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