Picaduras de Pulgas » Síntomas, Tratamiento y Riesgos

Redacción

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Las picaduras de pulgas son irritantes y pueden causar comezón y enrojecimiento en la piel. Estas molestias se deben a las sustancias químicas presentes en la saliva de las pulgas.

Picaduras de Pulgas. Foto por Envato.

Las pulgas son animales no son solo pequeños insectos molestos, se tratan de reales parásitos externos que se alimentan de la sangre de numerosos mamíferos incluidos los seres humanos y algunas aves. La picadura de pulga o se trata solo de una ligera comezón y tal vez un problema de plagas, sino que es potencialmente peligrosa, pues trae consigo algunas enfermedades, como la famosa peste negra, o la transmisión de otros parásitos.

Picaduras de pulgas

En seres humanos, las picaduras de pulgas son bastante comunes, especialmente si se tiene contacto con perros, gatos u otros animales. Incluso en ausencia de mascotas, la infiltración de pulgas en el hogar puede representar un riesgo, ya que estas son capaces de sobrevivir meses sin alimentarse en ropa de cama o alfombras (1).

Picaduras de Pulgas. Foto por Envato.

Otro factor de riesgo es poseer un patio con jardín, dado que las pulgas suelen habitar en el pasto esperando a su próximo anfitrión.

¿Hay riesgos de que una pulga pique a un ser humano?

Las pulgas, aunque pequeñas y difíciles de ver, carecen de alas pero poseen patas poderosas y flexibles que les permiten llegar a cualquier lugar fácilmente. Una pulga adulta puede saltar hasta una altura de aproximadamente 22 cm (2). Se dirigen inteligentemente a zonas del cuerpo con mayor flujo sanguíneo superficial para alimentarse eficientemente, como el pliegue del codo o la rodilla, o donde la ropa está más ajustada, como en la cintura. En mascotas, prefieren la base de la cola, el lomo o el cuello.

También se sienten atraídas por áreas con crecimiento de pelo o vello, como la cabeza, las axilas o la ingle.

¿Cómo identificar una picadura de pulga?

La picadura de pulga se distingue de la de chinches de cama principalmente en su apariencia: las picaduras de pulgas suelen ser pequeños racimos de puntos rojos con un centro más oscuro, a diferencia de las picaduras de chinches, que son rojas, duras e inflamadas (3). Las pulgas pican repetidamente, ingiriendo hasta un 140% de su peso corporal en sangre (4), y sus picaduras no siguen un patrón específico, asemejándose a un sarpullido disperso.

Comúnmente, las picaduras de pulgas se presentan en grupos de 3 a 4 bultos en una zona específica. En personas alérgicas, la zona afectada puede aparecer muy enrojecida. A diferencia de las picaduras de chinches, las de pulgas no suelen dejar ampollas y prefieren zonas de vello denso o con buen flujo sanguíneo (5).

Al rascarse, se puede observar una pequeña costra rodeada por un halo rojizo, con una apariencia de protuberancia colorada y una leve hinchazón o inflamación cercana a la picadura (6).

¿Cuáles son los síntomas más propensos o habituales?

Alergia por picaduras de piojos. Foto por Envato.
Alergia por picaduras de piojos. Foto por Envato.

Además del enrojecimiento de la zona afectada y la comezón que suele ser muy pronunciada, como ya se mencionó, existen otros síntomas como inflamación en la zona. Si la persona sufre de alguna patología como la dermatitis o simplemente tiene piel muy sensible, puede llegar a tener ampollas y, si no se trata adecuadamente, puede evolucionar a una herida (7).

En personas con reacciones alérgicas, una simple picadura puede conllevar problemas serios, por lo que se recomienda asistir a un centro hospitalario para evitar complicaciones.

Existen también otros síntomas como erupciones que pueden cambiar de color, adoptando una tonalidad un poco morada. En algunos casos, si no se trata la picadura de pulga, o si la persona es alérgica o tiene una piel delicada, una pequeña zona afectada puede infectar la parte cutánea, provocando fiebre e incluso anemia (8).

Por esto es que no se puede pasar desapercibido algo tan pequeño como una picadura de pulga. Siempre hay que estar atento a los lugares que se visita, vigilando que no haya este tipo de síntomas en familiares, mascotas y uno mismo para poder tener una calidad de vida con el mínimo riesgo.

¿Cómo es la alergia?

Los síntomas de una alergia pueden variar según se trate de un animal o una persona proclive a padecerla. Se manifiestan como una leve irritación, incomodidad y molestias, pero pueden llegar a generar un cuadro grave e incluso la muerte. Los conocimientos médicos han hecho posible la creación de respuestas muy efectivas a las alergias.

Por lo general, los medicamentos que se utilizan para combatir las alergias son los antihistamínicos o antialérgicos, que neutralizan las respuestas alérgicas a los estímulos. Sin embargo, son un tratamiento que ataca los síntomas de las alergias, no sus causas (9).

La alergia a las pulgas en los animales

Los síntomas o manifestaciones de las picaduras de pulgas en animales pueden ser diversos, incluyendo pequeñas erupciones o ronchas rojizas, a menudo agrupadas en líneas de tres ronchas seguidas, que les producen una enorme picazón (10).

Un animal alérgico a la picadura de pulgas se lame, se rasca y se muerde constantemente, especialmente en las patas, la cara, y los pliegues de las patas, así como en las ancas y donde el cuerpo y la cola se unen. Puede manifestarse con infección en el interior de las orejas y también en los ojos. El rascado constante puede producir enrojecimiento y engrosamiento de la piel (11).

A esta reacción alérgica a la picadura de las pulgas se le denomina dermatitis alérgica por pulgas o DAP. En estos casos, los animales experimentan una picazón intolerable, incluso por la picadura de una sola pulga, debido a la alergia a su saliva. En estos animales, los efectos de las picaduras pueden ser muy graves, produciendo abrasiones en la piel, caída del pelo, alopecia e infecciones secundarias.

Referencias:

  1. Rust, M. K. (2017). The biology and ecology of cat fleas and advancements in their pest management: A review. Insects, 8(4), 118.
  2. Harwood, R. F., & James, M. T. (1979). Entomology in human and animal health. Macmillan.
  3. Goddard, J., & deShazo, R. (2009). Bed bugs (Cimex lectularius) and clinical consequences of their bites. JAMA, 301(13), 1358-1366.
  4. Silverman, A. L., Qu, L. H., Blow, J., Zitron, I. M., Gordon, S. C., & Walker, E. D. (2001). Assessment of requirements for sustaining the flea population in the laboratory. Journal of Medical Entomology, 38(5), 793-800.
  5. Hinkle, N. C. (2000). Delusory parasitosis. American Entomologist, 46(1), 17-25.
  6. Raoult, D., & Roux, V. (1999). The body louse as a vector of reemerging human diseases. Clinical Infectious Diseases, 29(4), 888-911.
  7. Mueller, R. S., Janda, J., Jensen-Jarolim, E., Rhyner, C., & Marti, E. (2016). Allergens in veterinary medicine. Allergy, 71(1), 27-35.
  8. Dryden, M. W., & Rust, M. K. (1994). The cat flea: Biology, ecology and control. Veterinary Parasitology, 52(1-2), 1-19.
  9. Simons, F. E. R. (2004). Advances in H1-antihistamines. New England Journal of Medicine, 351(21), 2203-2217.
  10. Rust, M. K. (2017). Advances in the control of Ctenocephalides felis (cat flea) on cats and dogs. Trends in Parasitology, 33(5), 394-400.
  11. Fadok, V. A. (1983). Update on flea allergy dermatitis. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 13(3), 511-522.
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